Volviendo de las vacaciones. Fueron catorce días de tranquilidad, belleza y aire ¿Qué más se puede pedir? Diversión, tal vez, pero no es cuestión de ponerse pretencioso…
Ya de vuelta en el mundo ardiente y real, llegó la hora de enfrentar el nuevo año y tal vez hacer un recuento de lo que dejó el viejo:
Lo positivo:
– Unos seis o siete libros leídos (incluyendo los tres de las vacaciones).
– Gente nueva, gente buena, gente interesante (poca, pero no por eso menos destacable: no suelo conocer mucha gente).
– Un Blog (jejeje)
– Una amistad afianzada, una forjada y una posible.
– Una Copa Libertadores… (y sí… por qué no?)
– Un camino a seguir? Es lo que hay.
– La aclaración de alguna que otra zona oscura de mi auto-entendimiento.
– La pérdida de una mínima parte mis miedo e inseguridades (todo suma).
Lo negativo:
– Una muerte dolorosa, que dejó mucho atrás.
– Un susto.
– Una cuasi-amistad de 13 años disuelta.
– La falta de resolución de siempre.
(Acá tendría que agregar un ítem “bueno” más: el hecho de que me cueste encontrar cosas malas aparte de esas)
Lo indefinido:
– Saber que amé y fui amado (o algo similar, no quise ni quiero saber). Que perdí, para siempre.