moscas

Vuelan, se retuercen las manitas repugnantes. Se agitan en mis oídos, mi cabeza convulsiona. Mis manos la siguen, luego mis pies. Pero es inútil, ellas vuelven, siempre vuelven. Siempre vibrando, en constante y espasmódico movimiento. Contorsionan en ridículas cópulas; no dejan de volar. Movimiento en purísimo estado.

Giran sobre mi cabeza, a su alrededor, dentro de ella. Nombres, son pensamientos: insidiosas y versátiles como el pensamiento; vesicantes, crueles como los nombres en mi mente y en mis labios. Inasequibles. Las manos se cierran en el aire; los labios pronuncian en el vacío incólume de la noche. Imposibles.

Son eternas sus representaciones, una tras otra, tras otra, tras otra. Vuelan indestructibles. Se nombran, se sienten, son una, todas, y actúan. Se saben inmunes. Arriba, abajo, afuera, dentro; no hallan resistencia. Los labios se agitan dulcemente, la lengua viaja construyendo sonidos sordos; convulsa cabeza, manos, brazos, piernas, boca, nombres, sombras, moscas.

Se agita una mano tapa la boca el nombre permanece la mosca sobrevuela. La mano golpea el espacio vacío, se agitan los nombres, se revuelven, se entremezclan, siguen siendo uno, volando como uno, copulando y sobreviviéndose a sí mismos, siempre como ese uno sempiterno; mosca repugna sus manitas restriega el aire se mueve la voz que vuela, lejos en mí.

Moscas nombres resbalan a mis manos torpes; nombres moscas estallan contra mis labios, huyen para volver a nacer. Motas de aire negro, de aliento hórrido y mortal, lágrimas secas opacas, cicatrices de realidad. Vibran, contorsionan, palpitan como un solo temor eterno, dilatan las penurias de la noche vacía, el insomnio de la angustia. Saltan entre los sueños de ojos abiertos, yendo y viniendo en la lobreguez, estallando muda y eternamente, cantando en silencio zumbante la soledad.

recorte

“Cada persona se divide en tres entes iguales, en cuanto a características genéticas y mentales, cada uno de estos seres habita en un punto diferente de la línea temporal, siendo todo lo correspondiente al espacio una realidad aparente y ficticia que no ha de ser tomada como permanente o invariable. Este punto tiene base en que los cuerpos habitantes de los diferentes puntos de la línea cronológica no podrían residir en distintos sitios en cuanto al eje espacial, lo que nos deja como conclusión que la única forma de que esto sea posible es que el espacio varíe y no así el tiempo, siendo también que sea el espacio el que se mueva a nuestro alrededor y no nosotros dentro de él. Volviendo a los tres seres (pasado, presente y futuro) debemos aclarar que el único que tiene libertad total de acción es el de en medio, el actual, ese ser somos todos nosotros, siendo el pasado y el futuro accesorios fundamentales para el funcionamiento de nuestras realidades.”