tres

Y vuelvo a ser un niño…

Cada vez que me encuentro teniendo que mirar de frente una situación socialmente comprometida, o de una trascendencia singular. Me comprimo. Física, mental, moralmente…

Siempre me pasa lo mismo, y termino enojado con valla uno a saber que fuerza mística en la que segundos antes no creía, pero que aparece como un magnífico receptáculo de culpas.

Además, la gente no ayuda. ¿Es necesaria tanta crueldad? Realmente no comprendo.

Juan Carlos Morales

Esta es una entrevista realizada para una cátedra de mi facultad. La subo a modo de «homenaje» al personaje entrevistado…

——————————————————————————————

«Vengo de una época en que la mordaza era algo habitual»

Juan Carlos Morales trabajó en los medios desde 1961 hasta 1984. Se desempeñó como locutor en radio y televisión. Realizó gran cantidad de publicidades para Mendoza, Córdoba y Buenos Aires. Fue la figura de Canal 7 desde los comienzos de la emisora, y hasta el final de su carrera televisiva.

¿Cómo empezaste a trabajar en televisión?

Fui uno de los primeros, junto a otros compañeros, en hacer televisión en Mendoza. Iniciamos en 1961, en el nacimiento de Canal 7. Al principio me desempeñaba como locutor en off, hasta que fui aprendiendo el oficio. Después hice publicidades en vivo, animaciones, y me volqué un poco más a la parte informativa, a hacer noticieros. Aparentemente lo hacía bien, porque lo hice desde el comienzo hasta el final de mi carrera.

¿Nunca hiciste periodismo?

No fui nunca periodista, no me gustó el periodismo. Principalmente porque vengo de una época en que la mordaza era algo habitual. Yo me inicié en la actividad junto con los más importantes golpes militares que tuvo el país. Por esa época no existía la libre expresión.

¿Cómo fue trabajar en esa situación?

La vez que me salí del libreto, fui penado.

¿Cómo fue eso?

En el último proceso el Canal 7 fue intervenido militarmente. En ese contexto sufrí una suspensión por no decir lo que constaba en actas: Al hacer la reseña deportiva del lunes, le di mucho énfasis a una derrota de River para cargar al camarógrafo, que era gallina fanático. Entonces detrás de cámara se produjo una risotada general. Yo me sonreí. Y por eso tuve tres días de suspensión. Una locura.

¿Siempre trabajaste en Canal 7?

Sí. En una época estuve cerca de hacer publicidades para el 9, cuando surgió, en el 64 aproximadamente. Pero del 7 me frenaron. Me ofrecieron un contrato de exclusividad, me pagaban tres sueldos por hacer el mismo trabajo full time.

¿Cómo era trabajar full time?

Y bueno, yo estaba para todo: para avisos comerciales, entrevistas, lectura de noticiero, animación de programas, hasta doblé documentales. Lo único que tenía horario fijo eran los noticieros, para lo demás se me avisaba el día anterior y podía ser a cualquier hora.

¿Cómo era hacer todo esto con las tecnologías de la época?

Después de la aparición del tape fue todo un poco más simple, igualmente tenía sus complicaciones. No existía el sincronismo, ni el empalme. Si te equivocabas había que hacer todo de nuevo, a veces teníamos que repetir veinte o treinta veces un texto de veinte segundos. Disponíamos sólo de dos cámaras y los chicos que las manejaban tenían que hacer maravillas.

¿Cómo era esto en relación a la recolección de noticias?

Junto a la sala de prensa había un cuartito donde estaban los Télex, generalmente había dos o tres de diferentes medios. Hacían un ruido tremendo. Y también teníamos un muchacho escuchando radios de Buenos Aires por onda corta, para intentar pescar alguna noticia. Eso con las de afuera, y las de acá, bueno… los chimentos que llegaban (risas).

¿Qué fue lo más insólito que hiciste?

Junto con otro colega, el Beto Carrizo, hicimos una permanencia en cámara durante setenta y cuatro horas y media. Se llamó «Operativo Amor» y se hizo con el objetivo de juntar plata para fines benéficos. Estuvimos todo ese tiempo frente a la cámara, sin dormir, nos bañábamos durante los cortes. Lo tuvimos a Olmedo, dos noches, en la primera no hacía falta, pero en la segunda ya sí, estábamos medio dormidos. Pero no podíamos salir de cámara, siempre que se volvía al aire teníamos que estar los dos. Terminó, por concejo del médico, pasado el tercer día a eso de las cuatro, a las cuatro y tres minutos yo ya estaba durmiendo. Pero mi compañero no, estaba sobreexcitado, hasta se enojó porque quería seguir solo.

¿Alguna vez recibiste algún tipo de reconocimiento por tu trayectoria?

Me citaron de la legislatura para un homenaje a los pioneros de la televisión mendocina. Hubo un acto en el salón del Senado Provincial, y nos entregaron una nota y un plato. Lo más lindo es la gente que te recuerda, gente grande como uno. Hace poco un señor pasó por al lado mío y se volvió, me preguntó «¿Usted era Morales?» Le contesté «Sí, ¿y usted quién era?»

merry anniversary

¿Habrán pasado ya dos años? tal vez tres… No parece mucho, pero sin duda, para mí es una eternidad.

No estoy seguro del tiempo que pasó, ni tampoco de lo que ocurrió aquella noche. Mi mente se pone casi en blanco, sólo recuerdo un espejo, grande, enorme, mi triste y borrosa imagen reflejada, me doy pena, aún hoy. Atrás, los veo a ustedes: vos , radiante, a tu lado, quién sería verdugo de mis sueños, que tan cercanos eran y yo no pude distinguirlos.

La imagen se disuelve, queda el vacío, en mi memoria, en mi pecho. Tu voz en el teléfono, fresca, una herida recién fraguada, horas y minutos me separan del recuerdo. Aún así, te oigo lejana ¿será por que lo estás? Tus palabras desganadas penetran en mí como pequeños dardos dorados, algo quiere dejarlos allí y en ese lugar permanecen, quemando, lacerando, decorando, tal vez, mi alma gris y desvencijada.

Vuelvo al recuerdo, esta vez no oigo tu voz, es la mía. Ríe, río, sueno extraño, molesto, desagradable, aborrecible, siento todo eso y sé que vos también, vos que estás ahí, acompañando mi risa nerviosa. Es de noche, no veo la luna, pero recuerdo que estaba allí. Tus ojos me evitan, los míos hacen lo propio, mi risa nerviosa continúa rasgando el recuerdo, como uñas en un pizarrón. Escucho lo que decís, no puedo creerlo, quiero gritar: ¡Te amo! ¡Te amé! Pero sólo alego demencia.

Vuelvo a este lugar, a recordar, sí, pero en este lugar, encerrado en el presente, en cada segundo que transcurre, en cada mirada que no prospera, en cada palabra que muere ahogada por la fuerza maligna que controla mi vida: el miedo. Miro mi pecho, allí están, relucientes, los dardos bañados en el oro de tu voz. Duele, mucho, pero cuanto menos me son útiles, puedo vanagloriarme de ellos, vivir de ellos algunos días, quizá más. Quizá más. Tal vez, en los peores momentos, tome estos pequeños nuevos amigos y remueva, con sus agudas puntas, la herida, ora profundizándola, ora haciéndola sangrar más y más.

Mi mente viaja nuevamente, otra vez el espejo, no, la noche y mi risa, se detiene, ahora oigo tu voz indiferente… Y ya no recuerdo más. Mis ojos se secan. Mi vida continúa.

creer en el amor

Además de estúpida, es bastante vieja.

Intento escribir, pero no encuentro temas. Busco, intento, pero no aparece nada.

En fin, dejo esto.

—————————————————————

Sonaba la hermosa melodía del amor en sus oídos, el, embelesado, se dejaba llevar por ella a través del sufrimiento. El agua goteaba sobre sus pupilas, no podía abrirlas. La música lo llevaba mas y mas lejos de si. Alguien reía en algún lugar dentro o fuera de el, sería el amor? El amor siempre ríe, había escuchado decir, pero el no sabía creer. El agua no paraba su repiqueteo en sus pupilas. Es largo y tortuoso el camino del amor, pensó, pero tampoco lo creyó. Mientras tanto la risa continuaba, no sigás, sádico, callá. La música cambiaba. El agua inundaba su rostro, no lo notó. Siempre hay motivos para ser feliz, sólo olvida que estas vivo – Que significa eso? – Nada, solo palabrerío sin sentido, no hagas caso a lo que oyes – no te preocupes, yo no creo, sólo amo – No creas en el amor, se reirá de ti – se ríe de mí, no lo escuchás? Se burla de todos. Todos somos sus victimas. Su boca se llenaba de agua. CALLÁ, NO SIGÁS!!! – no se burla de ti – no sabés lo que decís, no sabés nada, quién puta sos? Sus pupilas se movieron, aún no reacciona. La amas? Estás seguro? No es tan fácil amar? – Nunca dije que fuera fácil, nunca lo creí así. La amo, es todo lo que creo. Sus ojos se abren despacio, no parece querer volver, el agua insistía. No puedes amarla, nada de lo que crees es verdad – Esa risa me está matando – Esa es la idea amigo – No quiero seguir, no puedo. Sus ojos se cierran. Puedes seguir, debes hacerlo, solo no te engañes mas, no la amas, es imposible – No me engaño, la amo – No quieres ver la realidad, Créeme, no te miento – El amor se burla de mí, yo la amo – DESPIERTA!!! CRÉE!!! – NO! No puedo – Abre los ojos. La risa arrastró la música, y juntas se apagaron lentamente. Te amo, dijo, y no dijo más.