13 de noviembre de 2015 cómodamente sentado en la no siempre tan cómoda Sudamérica

Lo bueno de esta época es que me indica por qué indignarme
por qué ponerme triste, ante qué escandalizarme o quedarme impávido
ponerme pálido, monocromático, ponerme sepia, ponerme a rayas de colores
es fácil, todo es tendencia
todo lo definen las palabras que van después del numeral.

Si no sé bien qué sentir, que es lo habitual,
si no me decido entre si algo me causa horror o gracia o ternura
(porque, díganme ustedes, ¿alguien sabe hoy en día cuándo corresponde una cosa o la otra?
yo no entiendo hasta dónde se han corrido las líneas de la tolerancia
y menos cómo al mismo tiempo las contrarias se nos hacen trenzas
a los pies, a las gargantas)
sólo abro una red social y dejo que la información me llegue teñida
de la sabienduría popular.

Pongo por caso: hubo muchas muertes en X país de occidente
a raíz de un ataque terrorista. Punto. Pero no: Hubo muchas muertes qué dolor
en X país de occidente con el que estamos todos confraternizados
a raíz de un inhumano ataque terrorista en nombre de una religión que no es la nuestra
y que lógicamente demonizamos. Más: Todos somos X país. Todos apoyamos desde nuestras fotos de perfil. Todos nos dolemos a continuación de un numeral.

No tengo mucha idea de qué pasó ni por qué
dan vueltas también algunas noticias de ataques de X País de occidente
a uno de esos otros que siempre algo hacen para ser atacados
y hay gente diciendo cosas como: cuando pasa en X o en Y todos lloramos
cuando pasa en estos países nadie les da bola.
Quizás los defensores de ciertas causas no saben usar el signo numeral
(shift izquierdo y tres)
o no tienen publicistas inteligentes de nuestro tiempo que los pongan a sacarse fotos
con un turbante o un pañuelo negro o pintados los ojos con khol
o comiendo una empanadita dulce que son buenísimas…
No sé, yo tiro ideas.

Última cosa: si alguien llora en serio me parece bien que llore en público
si alguien se indigna en serio y anda por la calle o por su casa puteando en soledad
ya sea al musulmán tirabombas como al imperialista hijo de mil putas
siempre dándosela de víctima cuando es culpable de toda la mierda y la injusticia
que hay sobre esta tierra de todos,
o a la violencia que reina en el mundo (sin mirar de quién sea la culpa)
y hace pagar siempre o casi siempre a los inocentes
(lo que matemáticamente es lógico porque somos muchos,
muchos más los inocentes que los culpables)
está bien.
Si vamos a llorar o a putear en las redes sociales porque es tendencia, mejor pongamos fotos de gatos o de culos.