noches blancas (fiódor dostoievski)

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«¡Dios mío! ¡Sólo un momento de bienaventuranza! Pero, ¿acaso eso es poco para toda una vida humana?»

Cualquier cosa que diga sobre este libro estará viciada de parcialidad y sentimentalismo, ya que no escribo desde el lugar de un mero lector, sino que lo hago desde la posición de un pasional enamorado (ésto es algo que me sucede cada vez que leo a Fiódor, siento que el libro podría estar escrito para mí, o hasta por mí… Aunque yo no lograría acercarme jamás ni a la traducción más ruda del autor).

Noches Blancas es una de las mejores historias que he tenido el gusto de leer, Dostoievski despliega en esta novela toda su prodigiosa narrativa y su formidable capacidad de ambientar temporal y geográficamente a sus personajes, los cuales -estos endemoniados vampiros dostoievskianos- son, sin lugar a dudas (a mi modo encendido de entender al ruso) el atractivo principal de sus relatos. ¡Y pensar que para esto Fiódor sólo abarca cincuenta páginas! Cincuenta hojas geniales, por cierto, rebosantes de un romanticismo ingenuo y febril envuelto en la más cruda realidad.

No se hace difícil sentirse atraído instantáneamente hacia el personaje principal: un joven solitario y onírico, un pobre hombre sin vida propia más allá de sus sueños y su imaginación («Hay en mí tan poca vida real, los momentos como este, como el de ahora, son para mí tan raros…»); ni hacia la bella Nastenka, quien trae algo de luz a la sombría vida del soñador.

La trama se desenvuelve en cuatro noches, en las cuales el protagonista conoce a una mujer, y se relaciona por primera vez con una, ella se encuentra triste y el la consuela. La joven Nastenka sufre por el amor de otro hombre, a quien espera tras una larga ausencia. Las noches llevan a los dos personajes a conocerse y a nuestro soñador a enamorarse de la chica mientras intenta ayudarla con su relación con el otro hombre.

Sobre la historia no voy a comentar nada más, entenderán por lo que he dicho que el final no es el más feliz, pero aun así es hermoso. Realmente hermoso.

La historia es, a fin de cuentas, un drama romántico trágico, oscuro, que es constantemente iluminado por la visión positiva del narrador (el protagonista). Tanto así que lo lleva a pensar ese acontecimiento (o «momento de bienaventuranza») como un justificativo para toda su vida.

No puedo dejar de recomendar este libro a todo amante de la literatura, de las buenas historias, del romanticismo, de Fiódor Dostoievski, o, simplemente, a todo amante, que, muy probablemente, sabrá enamorarse de esta novela.

a sangre fría (truman capote)

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En general los análisis de libros quedan entre los borradores del blog y nunca termino por animarme a subirlos. Pero ahora me siento con ganas de escribir algo (para evitar el estudio tal vez) y me decidí a comenzar a publicarlos. Voy a empezar con la review de «A sangre Fría» ya que la tengo desde hace un tiempo (la hice para la facultad). Y después voy a ir subiendo otras.

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La novela es el genial fruto de una extraordinaria investigación periodística. Abunda en detalles sobre los personajes, situaciones y escenarios. Es una obra maravillosa por donde se la mire: destaca por lo impactante de la historia que relata, por la exactitud de los detalles y porque el autor no se limita a narrar sino que se introduce en las psiquis de los protagonistas, y lo hace manejando una prosa exquisita.

Cuando dentro de algunos años piense en «A sangre fría» seguramente lo primero que acudirá al llamado de mi memoria será la imagen de Perry Edward Smith, sentado junto a la cama de Nancy Clutter y conversando tranquila y banalmente, apenas algunos minutos antes de dispararle en la cabeza con una escopeta calibre 12. Este personaje, el pequeño Perry, fue, sin lugar a dudas, lo que más me impactó de la novela. Más a allá de no ser mérito directo del autor, ya que los personajes realmente existieron, los asesinos fueron lo mejor del libro. La mano del autor se distingue en las descripciones, y en esa maravillosa capacidad de Capote de contarnos lo que el protagonista piensa, o deja de pensar.

La detallada descripción de paisajes, coloquios, situaciones, cartas, lugares, costumbres, cuestiones específicas relacionadas al proceso judicial, etc. sacan a relucir la vasta exploración que se encuentra detrás del libro. También la inclusión de datos extraídos de investigaciones científicas relacionadas a la salud mental de personas que cometieron «homicidios sin motivo aparente», demuestra el compromiso del autor con la obra, el lector, y los personajes.

En conclusión, «A sangre fría» es un trabajo periodístico y literario impecable, que cuenta una historia por demás interesante de una forma muy atractiva para el lector, repleto de personajes tan reales como fantásticos, que son tratados con la calidad y la audacia de un gran escritor. Truman Capote, más allá de no ser el fundador de la «non fiction novel» (ya que nuestro Rodolfo Walsh y su «Operación Masacre» lo preceden), hace, con este trabajo, un aporte invalorable al género.

las señoras – san valentín


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«Las señoras caminaban del brazo. Una me observaba, la de cabellera rojiza, la otra, de cabellos como lanas blancas, no parecía interesarse más que en el suelo bajo sus pies.

Aquella tarde yo caminaba por uno de mis paseos predilectos, el sol comenzaba a esconderse y los transeúntes regresaban al resguardo de sus hogares. Mi mente deambulaba perdida en ensueños tras una larga jornada. Fue en ese momento cuando mi atención se concentró en aquellas longevas damas. La mujer alta y de tez morena me observó fijamente durante algunos segundos, parecía querer decirme algo, parecía querer contarme infinidad de historias. La dejé hablar, es decir: dejé que sus antiguos ojos me mintieran a voluntad.

Habían sido amigas desde los doce años, salvaje época en la que sólo importaba disfrutar cada día como si fuera el último. Y, en verdad, parecía ser ese su lema para afrontar esta vida. Recuerdos hermosos en el campo y en el río, a la luz cálida del sol y a la luminosidad confidente de la luna colmaron las arrugas de su rostro. Cada facción parecía exclamar vida en el estado más puro. Me contó de sus amantes, muchos de ellos compartidos. De sus noches de desquicie: experimentos que devinieron en costumbres y luego en vicios y «enfermedad». Pero siempre la alegría presente, y, de vez en cuando, también la felicidad. Me dijo, aquella dama eterna, que llegó a amar a su compañera, que tal vez aún la amaba, que en su vida no había visto criatura más dócil y frágil. Que la amó desde que la conoció, a sus tiernos doce años, me permití adivinar.

Cuentan sus manos que anduvieron incontables veces los caminos de aquel cuerpo, y que nada tan terso y delicado ha sido tocado jamás. A los catorce comenzaron a explorar, fue una noche junto al río, sus mejillas no la olvidan, aún ahora se sonrojan. Luego se sucedieron cientos de noches perfectas como aquella, sus cuerpos desnudos y húmedos sobre el césped fresco, la luna sobre ellas, jurando discreción.

Pero, en cambio, ella nunca la amó. Me lo dijeron sus ojos, y no les creí. Había lágrimas en ellos, y también oscuridad. No la amó, la jovencita rubia no sabía amar.

No puedo saberlo, ella no dice nada, sólo mira el asfalto y sus pies. Miro con atención, descubro aquella boca, con esa media sonrisa constante y despectiva, que decía, sin ninguna prudencia y con toda claridad, «no te amo, ni lo haré». Me convencí, sentí odio y envidia, amor desesperado, quise amar a aquella niña, quise sentirme así abatido.»

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Feliz San Valentín, en el día de las lupercalias.

Quisiera saludar especialmente a todas las personas de las que alguna vez me enamoré. A todas las que amé y odié dentro de un mismo sentimiento. Todas aquellas por las cuales lloré y callé. Todas las que casi desprecié abiertamente por simple cobardía. Todas aquellas que nunca dejaré de nombrar entre ensueños y tribulaciones.

effort

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«Society overrates effort»

La sociedad nos quiere hacer creer que todo pasa por el trabajo y la dedicación, que las dotes naturales son simplemente algo para explotar y un lugar hacia donde direccionar el empeño, que los grandes se hicieron, no nacieron, y eso es una gran mentira: se nace, siempre se nace.

El culto al esfuerzo y a la fuerza de voluntad es un invento burgués: espejitos de colores para el mediocre. ¿O alguien realmente piensa que es posible abandonar el estado de mediocridad mediante el empleo de una férrea fuerza de voluntad? Se puede llegar a ser un mediocre adinerado, tal vez, o uno exitoso, o querido: idolatrado por pequeños grupos de seres aún menores que uno, etc… Pero, en fin, un mediocre de todas formas. Y esto sucede, señores, porque la vendita mediocridad, en la que la mayoría de nosotros estamos inmersos, es una característica innata del hombre y es, a su vez, imposible de modificar. Por lo tanto resulta inútil batallar contra ella, pretender negarla ejercitando la paciencia, la memoria, la confianza y otras facultades menores que no hacen a la verdadera grandeza. (…)

Esto no es sólo un intento de justificarme en mi incapacidad de estudiar. De sentarme, al fin, frente a los apuntes y leer dos párrafos de corrido y al mismo tiempo pensar sobre eso y no sobre cómo formará Boca en el comienzo del campeonato… No es sólo eso… Es algo que pensé siempre y algún día quiero escribirlo (o sea, escribirlo bien, extenso y explicativo, no dejando cosas sin aclarar, como el tema del «invento burgués» que es un concepto que tengo en la cabeza y no puedo/quiero plasmar ahora, y que queda totalmente fuera de lugar acá)

En resumen, no quiero ni puedo estudiar, y, además, estoy en contra de eso. Pienso que lo correcto sería evaluar las capacidades, no el esfuerzo.

Namárië!